Las industrias agroalimentarias suelen consumir grandes cantidades de agua en sus procesos productivos, lo cual genera volúmenes importantes de aguas residuales a tratar. El tratamiento y depuración de dichas aguas residuales, es una parte esencial en la gestión medioambiental a realizar por dichas industrias agroalimentarias, y sin embargo no siempre se le presta la atención que requiere.
Nos encontramos muchas veces, con que en estas industrias no se dota al tratamiento de las aguas residuales de los medios suficientes, ya que no se plantean estos trabajos como parte del proceso productivo, sino como un coste añadido y del que primero se intenta prescindir cuando se trata de reducir los costes totales.
Cuando se produce la implantación de la industria correspondiente, para cumplir con las prescripciones medioambientales, normalmente se diseñan y ejecutan las correspondientes instalaciones de depuración de las aguas residuales. Sin embargo, con posterioridad se suelen producir tres situaciones:
- Depuradoras de aguas que ni siquiera llegan a ponerse en marcha, construidas solamente para cumplir con la normativa medioambiental
- Instalaciones de tratamiento de aguas, gestionadas a ratos por personal que tiene como dedicación principal otras labores dentro del proceso productivo, con lo que funcionan solamente de vez en cuando y sin ningún tipo de control.
- Plantas depuradoras en las que no se repone la maquinaria e instrumentación, con lo que al cabo del tiempo el afluente circula por la misma, pero sale sin haber recibido ningún tipo de tratamiento.
Este tipo de actuaciones provoca que el vertido de las aguas residuales se produzca sin cumplir con los parámetros de vertido requeridos, con las consiguientes sanciones cada vez más elevadas y mala imagen para la industria correspondiente.
Otro elemento a considerar es la falta de integración de los vertidos de aguas residuales de las industrias alimentarias con las instalaciones de saneamiento municipales. Las Estaciones de Depuración de Aguas Residuales municipales, no están en muchas ocasiones preparadas para tratar los volúmenes vertidos por las industrias establecidas en el municipio, ni el tipo de contaminación con el que vierten. Eso ocasiona que, en repetidas veces, los vertidos finales a los cauces no cumplan los parámetros de vertido establecidos por las Confederaciones Hidrográficas, con las consiguientes sanciones a los municipios y su reclamación a las propias industrias del municipio.
Parece que lo lógico es que las industrias agroalimentarias establezcan plantas de tratamiento de sus aguas residuales, de tal manera que una vez tratadas, los efluentes sean asimilables a aguas residuales urbanas. Esto supone que la depuración de aguas se realice en dos fases: una primera etapa en la planta de tratamiento de aguas de la industria agroalimentaria, y una segunda etapa en la EDAR del municipio. Esto hace más eficiente el proceso de depuración, ya que conseguir la depuración total de las aguas residuales de las industrias en una sola etapa requiere procesos complejos y costosos. Asimismo, conviene que se disponga de elementos de regulación de estos vertidos, de tal manera que no haya puntas de caudal vertido que puede provocar problemas en los tratamientos de agua en la EDAR municipal.
En lo que a procesos de depuración se refiere, además de los habituales tratamientos físico-quimicos y los reactores biológicos convencionales, existen otros dos procesos muy adaptados a estos tipos de depuración de aguas residuales procedentes de industrias agroalimentarias. Se trata de los DAF, o flotadores de aire disuelto, y los MBR, o reactores de membrana.
En el caso de los DAF, mediante la inyección de aire se consigue que éste “empuje” hacia la parte superior los aceites y las grasas, separándolos de tal manera que se puedan recoger finalmente estos en la superficie. Y en los MBR, se realiza la filtración de las aguas depuradas hasta diámetros de partículas de 10-7, eliminándose grandes cantidades de contaminantes presentes en las aguas, e incluso bacterias. Ambos procesos pueden combinarse para lograr los parámetros de salida adecuados en las aguas residuales.
Y finalmente, otro elemento a considerar es la posibilidad de telegestión de las plantas de tratamiento de aguas. Dado que los procesos de depuración tienen que se controlados diariamente por personal cualificado, se puede recurrir a una gestión del proceso en remoto mediante empresas especializadas, realizándose el mantenimiento general de la planta depuradora in situ por personal que trabaje en la propia instalación.
En definitiva, los principales elementos a considerar en la depuración de aguas residuales procedentes de las industrias agroalimentarias son:
- Conciencia medioambiental de la importancia de que las aguas empleadas en los procesos deben depurarse correctamente para no contaminar, y además evitar las posibles sanciones de importes cada vez más elevados
- Integrar la depuración de las aguas de estas industrias, dentro de las infraestructuras municipales de saneamiento y depuración, realizando una primera etapa de depuración en las instalaciones y una segunda etapa en la EDAR municipal.
- Aprovechar las mejores técnicas disponibles en lo que a procesos se refiere, y las tecnologías de telegestión para aumentar la eficiencia de los trabajos de depuración de aguas